Las transformaciones sociales de las últimas décadas impactan en la realidad social cambiándola día a día. Mientras las problemáticas se multiplican y complejizan interpelando la eficacia posible a través de las respuestas tradicionales, muchos proponen volver a las recetas neoliberales de los 90, achicar el rol del Estado, desarrollar políticas fragmentadas para las inequidades que crecen, mercantilizar la salud pública, simplificar lo complejo. Este reduccionismo de los abordajes aplicado a los problemas que más preocupan a la sociedad no es un problema metodológico, es el instrumento para inducir prácticas que debilitan los sistemas públicos, incrementan las desigualdades y segmentan aún más la sociedad.
El marco actual no suprime nuestras utopías, por el contrario, las reaviva, y nos exige encontrarnos con otros, en el territorio mismo, buscando dar respuestas integrales en un marco que no facilita la tarea, pero que no nos paraliza. Creemos que la nueva ola neoliberal no nos encuentra desarmados porque ahora tenemos nuestra experiencia, conceptos propios, convicciones firmes y un sistema estatal mucho más desarrollado e inclusivo.
Otra vez estamos juntos con el mismo sentido que nos orienta desde los 90. Ese sentido es el de la Salud como Derecho Humano, no como mercancía. Un concepto integral de salud que la descentra del mero abordaje de la atención de enfermedades, que busca cuidar a la población en el sentido más amplio del término y por eso nos invita a tejer redes y enlazar los sectores del Estado y la sociedad, desde sus bases.
Estamos convencidos que es en el territorio donde estamos acumulando para dar cuenta que hay alternativas posibles. Convicciones e ideas traducidas en actos cotidianos son nuestras armas más potentes. Pequeños ejercicios de gobierno, en la dimensión micro-política de la clínica, la gestión, la educación o la investigación son los que hoy pueden fortalecernos y ofrecen la oportunidad de instituir otros caminos.
Ese es también el sentido de esta convocatoria dirigida a todos los hacedores de la salud colectiva, sean funcionarios políticos, trabajadores de distintos subsistemas de salud, docentes o estudiantes del campo, ciudadanos comprometidos. La invitación es a reflexionar juntos, discutir, debatir y fundamentalmente analizar con otros la relación de coherencia entre nuestras ideas y nuestras prácticas. Espacios necesarios porque luego de ellos podemos regresar al espacio donde actuamos lo cotidiano sabiendo que no estamos solos, sino que somos parte de un colectivo heterogéneo y diverso que interroga a la realidad y se interroga a sí mismo para poder crear, dar cuerpo a los nuevos conceptos, más acordes con nuestra percepción de las necesidades. Por eso, la convocatoria nos recuerda que las ideas expresadas o calladas, las palabras enunciadas u omitidas, lo difundido o guardado para ser compartico sólo en espacios de pares son los actos que nos dejan como protagonistas o espectadores de la realidad.
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