El material, elaborado por el Programa Delito y Sociedad de la UNL con financiamiento del Consejo Federal de Inversiones (CFI), brinda un análisis detallado sobre las experiencias de las mujeres en la institución policial, constituyendo un importante aporte para el diseño de acciones que tiendan a garantizar su plena incorporación cómo trabajadoras policiales, en igualdad de derechos y condiciones.
Al respecto, la subsecretaria de Bienestar y Género, Natacha Guala, indicó que “es la primera vez que se realiza un informe de estas características, el cual busca recoger las voces de las mujeres policías para comprender, desde su propia perspectiva, cuáles son los obstáculos que han debido enfrentar en la institución policial y cuáles son las acciones que debemos seguir trabajando”.
“Por otro lado, estos resultados nos permiten planificar políticas públicas desde el Ministerio a fin de garantizar la inserción de las mujeres en la Policía de Santa Fe. En este sentido, en los últimos años, pudimos erradicar el cupo laboral femenino; garantizamos la creación de un circuito de toma de denuncias para los hechos relacionados a la violencia de género y el acoso dentro de la institución; y planificamos políticas que puedan garantizar las tareas de cuidado familiar sin descuidar la carrera profesional”, agregó Guala.
Por su parte, el director del proyecto de investigación, Máximo Sozzo, explicó que el estudio “consistió en entrevistar a 95 policías mujeres de diversas jerarquías, actividades y ciudades de la provincia, con el objeto de conocer la situación dentro de la fuerza, a fin de garantizar la igualdad de género y el crecimiento profesional en la Policía provincial”,
Asimismo, Sozzo destacó que “la provincia experimentó un cambio muy radical en lo que respecta a la labor de las mujeres policías. En poco más de 15 años creció exponencialmente el número de mujeres que ingresó a la fuerza, que hoy cuenta con un 36% de mujeres. También fueron cambiando los roles que ocupan dentro de la misma; la relación con sus compañeros varones; y las tareas de mando. Aún faltan varias cosas que se deben trabajar y afinar, pero es un avance muy importante ya que la Policía de Santa Fe es una de las únicas del país que logró modificar las políticas de inserción y formación”, aseguró.
RESULTADOS DEL INFORME
Según los datos recolectados, los motivos más destacados del ingreso de mujeres a la institución policial son la “vocación policial” y la “búsqueda de estabilidad económica”. Sin embargo, más de la mitad tenían un familiar cercano en la fuerza al momento de decidir su ingreso.
En cuanto a la formación policial, las mujeres que actualmente se desempeñan en la fuerza pasaron por distintos circuitos de formación policial básica.
Las que fueron a la Escuela de Cadetes tienen una mirada relativamente positiva. Aunque señalan experiencias traumáticas y violentas, consideran que fueron útiles para prepararlas para el trabajo policial.
Las que fueron a los Centros de Instrucción en Destino tienen mayoritariamente una mirada negativa de la formación recibida, en función de su corta duración y su escasa calidad.
Mientas que, más de la mitad de las que fueron al Instituto de Seguridad Pública (IseP) realizan una valoración positiva de su formación inicial. Aquí se ve claramente que las evaluaciones positivas están más difundidas entre quienes tienen mayor antigüedad. Pero en quienes se formaron en el ISeP más recientemente, son predominantes las valoraciones negativas, lo que coincide con la reducción de la duración de dicho proceso educativo en el marco de la denominada “emergencia en seguridad”.
La mayor parte de las mujeres policías realizaron cursos de formación especializada vinculadas a las dinámicas de ascensos. La enorme mayoría de las entrevistadas considera que experimentó igualdad de trato y de oportunidades con los varones policías, en relación con las instancias de formación especializada.
Respecto de la familia, la existencia de relaciones de pareja con otros policías se encuentra ampliamente extendida entre las entrevistadas; y la enorme mayoría se opone a que sus hijos ingresen a la institución policial. En este sentido, más de la mitad de las entrevistadas sostuvo que la institución policial no se ocupa adecuadamente de los problemas que nacen en el trabajo policial como consecuencia de las tareas de cuidado asociadas a la maternidad. En el resto, que opinó más positivamente, se tiende a enfatizar que esto cambió en los últimos años.
En la carrera policial, siete de cada 10 entrevistadas sostienen que existe igualdad de oportunidades para el ascenso en la carrera policial entre varones y mujeres. Muchas de ellas afirman que esto es resultado de un cambio en los últimos años y, algunas, afirman la persistencia de desigualdades que asocian al machismo.
Dada la situación actual de la Policía de la Provincia de Santa Fe en que la conducción está a cargo de una mujer, así como muchos otros puestos directivos, se les consultó a las entrevistadas cuáles eran las razones que explicaban este fenómeno. Un quinto de las entrevistadas destacó el rol de la decisión política, promoviendo que las mujeres ocupen posiciones directivas. En tanto, la enorme mayoría de las entrevistadas -ocho de cada 10- consideró que el hecho de que haya una jefa de policía es un incentivo y un mensaje al resto de las mujeres acerca de que es posible ascender en la estructura jerárquica.
La enorme mayoría de las policías consideran que se encuentran igualmente capacitadas que los varones para ocupar puestos de mando. Algunas entrevistadas señalaron, incluso, que las mujeres aportan una serie de cualidades específicas que les permiten ganarse el respeto y consolidar su liderazgo, como el mayor apego a las reglas y la mayor predisposición al diálogo.
En relación con las “tareas policiales” una gran cantidad de las entrevistadas está satisfechas con su trabajo. Entre quienes manifiestan insatisfacción aparecen diversos motivos como el estancamiento en la carrera policial y experiencias de maltrato laboral. En cuanto al tipo de tareas que desempeñan o desempeñaron, existe una fuerte reproducción de un patrón tradicional con una sobre- representación en labores administrativas.
Si bien la composición del personal de los lugares de trabajo de las entrevistadas aparece como más equitativa entre varones y mujeres, esto no se traduce necesariamente en la distribución de las posiciones de mando, en donde sigue existiendo un claro desbalance en favor de los primeros.